Córdoba, la combinación entre lo antiguo y lo moderno, legado cultural sin igual, pasión y gran infraestructura turística

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Córdoba, capital de la provincia española homónima, cuenta con numerosos atractivos para los viajeros, con una historia cautivante, es uno de los lugares donde mejor se puede apreciar el legado musulmán en la península ibérica.

Elegimos esta ciudad para comenzar nuestro recorrido por Andalucía. Viajamos en tren AVE de Alta Velocidad desde Madrid (Puerta de Atocha) y en tan sólo 01:40 hora arribamos a la ciudad de Córdoba. Frente a la Estación de Trenes se encuentra la Estación de Autobuses de Córdoba y allí, las oficinas de varias rentadoras de autos. Ahí nos esperaba un vehículo que recogimos en el mostrador de Europcar. Recomendación: soliciten un auto con buena potencia para transitar las rutas de esta región que, si bien se encuentran en muy buenas condiciones, el trayecto amerita un auto que pueda recorrer sin esfuerzo ni dificultad las pendientes del relieve andaluz.

Tanto en Córdoba como en el resto de ciudades de nuestro periplo, el auto nos ha sido de muchísima utilidad para trasladarnos de una localidad a otra, pero dentro de las ciudades ha permanecido siempre aparcado, generalmente en los estacionamientos de los hoteles o estacionamientos privados, puesto que en muchos centros urbanos no está permitido el ingreso con vehículos, algo que debe tenerse muy en cuenta para evitar infracciones. Y fundamentalmente porque son ciudades para recorrer a pie, disfrutando del paseo y de los rincones a los cuales solamente se accede caminando. En Córdoba todo está cerca: de los puntos céntricos al casco histórico se tarda sólo 3 minutos andando y 15 desde la Terminal de Trenes. Se está estudiando la generación de un bono turístico para fomentar el uso del transporte público entre los visitantes. Hasta que se apruebe este proyecto, el autobús es una buena alternativa para moverse en distancias más grandes.

Córdoba es una de las ciudades más antiguas de Europa, fundada a mediados del siglo II a. de C. por el general romano Marco Claudio Marcelo como “Corduba” y erigiéndose como la capital de la Hispania Ulterior en la República romana. Fue una época de monumentalidad y esplendor cultural y comercial; cuna del filósofo Séneca. Con la llegada de los árabes en el siglo VIII comenzó la convivencia de los pueblos cristianos y musulmanes. En el año 756 se produce la toma de Córdoba y el príncipe de la dinastía omeya Abderramán I (Abd al-Rahman I) la proclama capital del Emirato independiente de Al-Andalus. Con la llegada de Abderramán III Córdoba se convierte en sede religiosa, política y administrativa de todo el reino islámico occidental siendo la capital del Califato independiente de Damasco  proclamada en el 929. Córdoba era en esta época una de las ciudades más cultas y florecientes de Europa, alcanza su mayor esplendor cultivando las artes, las ciencias y la literatura. En el siglo XI el califato se escindió en 30 reinos taifas.

En 1236 las tropas de Fernando III el Santo llegan a la ciudad y comienza la repoblación cristiana de Córdoba. El rey promulgó un fuero dando el mismo trato a cristianos, judíos y musulmanes, promoviendo la convivencia pacífica que se dio hasta fines del siglo XIII, cuando recrudeció la propaganda antijudía y  finalizando tiempo después con la persecución y expulsión de los habitantes judíos durante el reinado de Isabel y Fernando.

Vista desde el río Guadalquivir

La importancia de los bienes históricos cordobeses fue reconocida en 1994 por UNESCO, nominando Patrimonio de la Humanidad a la Mezquita-Catedral y al conjunto urbano. En 2012 La Fiesta de Los Patios fue nominada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y, en julio de 2018, la Ciudad Califal de Medina Azahara también recibió el título de Patrimonio de la Humanidad.

Es una ciudad en la que hay un respeto especial por el patrimonio, por las raíces, el legado artístico e histórico, el cuidado por la arquitectura y lugares emblemáticos como los tradicionales patios, las callejuelas y las plazas. Aquí de buena manera, lo antiguo y lo moderno, tiene un lugar destacado dentro de esta pujante ciudad.

En esta recorrida nos acompañaron permanentemente dos aspectos: uno es el sonido del agua al caer, con la presencia del río Guadalquivir y el constante  murmullo en las fuentes de patios floridos en cada rincón de la ciudad, y el otro es la forma de ser del cordobés, amable con quien lo visita, con mucha pasión por su tierra, por su música, que valora los encuentros con amigos, y compartiendo unas tapas con una caña o una buena copa de vino.

Mezquita-Catedral de Córdoba

Para descubrir esta maravillosa ciudad nos encontramos con Marta Gómez Castellano en la puerta del monumento cordobés más emblemático: la Mezquita-Catedral. Marta es guía oficial de la Junta de Andalucía y guía intérprete de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Con ella iniciamos es recorrido por este Monumento Nacional, Patrimonio de la Humanidad declarado por UNESCO en 1984 y ratificado en 2014 como Bien de Valor Universal Excepcional donde “el uso religioso del templo ha asegurado la preservación del monumento”.

Mezquita-Catedral – Patio de los Naranjos – Torre del Alminar

La Mezquita-Catedral de Córdoba es un lugar único en el mundo, imponente, diverso y original, símbolo universal del legado musulmán en España y con la impronta que dejaron las diferentes culturas que atravesaron esta construcción a través de los siglos. Generalmente la historia demuestra que sobre edificios existentes se ha demolido y construido encima, pero no es este el caso: es ejemplo de una mezcla de estilos arquitectónicos superpuestos que se fueron sucediendo a lo largo de los siglos, en remodelaciones y en ampliaciones: fue una Mezquita durante 5 siglos (del VIII al XIII) y, para erigir la Catedral, no la demolieron sino que la reutilizaron. Luego de que el Rey Fernando III conquistara la ciudad de Córdoba en 1236, se celebra la primera misa católica y a partir de ese momento es la  Catedral Santa María antigua Mezquita de Córdoba, lo adaptaron al nuevo uso que iba a tener.

Con la guía Marta Gómez Castellano visitamos este maravilloso templo y recibimos una magnífica clase de historia y de arte, llena de detalles y datos para comprender bajo qué contexto histórico-político se fueron realizando las distintas remodelaciones, incorporaciones y ampliaciones de la Mezquita-Catedral, hasta encontrarla en su estado actual.

Compartimos aquí nuestra visita en la Mezquita-Catedral, a la que ingresamos por la puerta de la Calle de los Torrijos que se abre al Patio de los Naranjos (antiguo patio de abluciones).

Restos de la Basílica de San Vicente

A mediados del siglo VIII tuvo lugar un hecho clave: La dinastía Omeya fue víctima de la revolución Abasí, familia que se adueñó del Califato. El único descendiente de la dinastía musulmana Omeya era Abderramán I que logró escapar al norte de África, y años después regresa a la península ibérica y declara el Emirato independiente de Córdoba. Sobre la Basílica visigoda de San Vicente (de mediados del siglo VI) se construye la Mezquita Aljama (785). Actualmente de la iglesia visigoda sólo quedan los mosaicos de técnica romana que decoraban la cripta. Esa primera mezquita de planta basilical –que posteriormente fue ampliada varias veces- era abierta, no había puertas, tenía con once naves separadas por hileras de arcos de herradura (inferiores) y arcos de medio punto (superiores) sobre columnas que le otorgaban luz, ventilación y profundidad. En esta primera mezquita rezaban 5.000 fieles en oración. Se tardó en construir dos años, se reciclaron basas, columnas y capiteles de antiguos templos romanos y visigodos que habían sido destruidos, por eso se ven capiteles de diferentes diseños, colores y hasta altura.

Mezquita-Catedral

En el siglo IX, con Abderramán II, a raíz del incremento demográfico se hace la primera ampliación de la mezquita siguiendo el patrón original, agregando ocho naves hacia el sur incorporando columnas sin basas, y ampliando el patio de abluciones donde se efectuaban los actos de purificación en la fuente de agua previos a la oración.

Mezquita-Catedral

Al comienzo del siglo X la vida de Córdoba cambia completamente. Abderramán III intenta unificar todo Al Andaluz, haciendo alianzas con el Emperador Bizantino y con algunas tropas del Magreb y se autoproclama Califa en 929. En esa época había tres Califatos: el Fatimí en Bagdad, Abbasí en Damasco y el Califato Omeya en Córdoba. Abderramán III proclama el Califato de Córdoba y la ciudad pasa a ser la capital del califato, convirtiéndose en la segunda potencia de Occidente después de Constantinopla y llegando a tener un millón de habitantes, donde no todos eran musulmanes, sino que había tolerancia con el resto de las religiones (del total un 10% era cristiano, un 20% judío y el resto musulmanes). Córdoba era la ciudad más importante de Europa en ese entonces, con el esplendor de su cultura y poderío político. Se interviene la Mezquita construyendo un nuevo alminar (parte de sus vestigios se conservan en el interior de la actual Torre Campanario).

El califa también manda a construir la ciudad Palatina de Medina Azahara, a los pies de la Sierra Morena, a 8 km de Córdoba (declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en 2018).

Puerta de San Ildefonso (Puerta de la ampliación de Alhakem II) Restaurada por Velázquez Bosco

Con el sucesor de Abderramán III, Alhakém II, se hizo la segunda ampliación de la mezquita en 961, época de gran esplendor y poderío económico-cultural de Córdoba. Se realizó el ensanchando la planta del edificio y decorando profusamente el mihrab, concebido como un habitáculo octogonal (en dirección hacia La Meca, que es hacia donde debe dirigirse la oración musulmana) y la maqsura (oratorio reservado para el califa, su familia y la corte).

Pero en realidad la mezquita no fue construida con orientación hacia La Meca, sino que tiene una alineación parecida a la de Mezquita Omeya de Damasco, donde esta dinastía reinó durante más de 80 años.

Cúpula de la maqsura

Al morir Alhakén II le sucede su hijo menor de 13 años de edad. Entre la madre del niño y el canciller Almanzor generaron una unión para que éste último gobernara de hecho, pero necesitaba legitimarse de alguna manera y decidió hacer más grande la ampliación de la mezquita, comprando y destruyendo casas hacia el este, ya no al sur porque estaba el río, y añadió ocho nuevas naves más. La mezquita contaba con un verdadero laberinto de 1300 columnas e doble arquería, 23400 metros cuadrados, podían estar rezando 40 mil fieles en oración, era la mezquita más grande de occidente. A la muerte del dictador Almanzor el califato entró en decadencia y posterior guerra civil que terminó con la extinción del califato en 1031.

Mezquita-Catedral – Detalles de la Marsura y el mihrab

Tras la conquista cristiana del siglo XIII, en 1236 Fernando III de Castilla (el Santo) consagra el templo al uso cristiano como Catedral de Santa María.

Se fue adaptando la liturgia a la espacialidad islámica, y mantuvo siempre la concordancia entre espacio y símbolo del poderío de la corona española. La primera decisión fue cerrar todos los arcos que daban a la calle y en esos espacios construir capillas perimetrales, pero se necesitaba un altar para celebrar la misa.

Enrique II de Trastámara decide construir una capilla donde descansen los restos de su padre y de su abuelo. En 1371 fue terminada la Capilla Real (no visitable), donde estaban los panteones de los reyes Alfonso XI y Fernando IV, finalmente trasladados en 1736 a la Iglesia de San Hipólito de Córdoba. Al lado de la Capilla Real se encuentra la Capilla Nuestra Señora de Villaviciosa, primitiva Capilla Mayor, que fue la primera intervención cristiana levantada en el siglo XIII en el lucernario de  Alhakén II.

Mezquita-Catedral, Capilla de Villaviciosa

A mediados del siglo XVI el Obispo Alonso Manrique le solicita al Emperador Carlos I de España (Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico) la autorización para construir la Capilla Mayor y un nuevo crucero para la Catedral de Córdoba, pues no podía ser diferente a las otras catedrales que se estaban construyendo en ese momento. Se le encargaron las obras a Hernán Ruiz I y posteriormente continuó su hijo Hernán Ruiz II.

Mezquita-Catedral, Capilla Mayor

Característico de esa época es la planta en cruz latina, en este caso de tres naves, y el crucero del techo que remata en una cúpula interior. Se destaca el altar y el retablo de mármol de color rosa. Los espacios de ambos lados de los escalones del pulpito alto fueron realizados en el siglo XVIII con madera de caoba. Los trabajos empezaron a fin del siglo XVI y terminaron a fines del XVIII, por lo que sobre el legado musulmán se conjugan características del arte gótico, renacentista y del manierismo.

Mezquita-Catedral, Capilla Real

La construcción de la sillería del coro es bastante peculiar. El retablo y otras partes importantes ya las tenían construidas y para la sillería del coro organizaron un concurso público que ganó el retablista sevillano Pedro Duque Cornejo.

Mezquita-Catedral, Capilla Real

Empezó la obra cuando tenía 69 años, a finales del siglo XVIII. En 10 años construyó toda la sillería de coro pero no pudo inaugurarla porque falleció poco tiempo antes. Está hecha con madera de caoba y tiene 109 asientos, 53 a la derecha, 53 a la izquierda y 3 en el altar, cada uno con una decoración distinta. Tiene medallones con distintos momentos de la vida de Jesús, de María, imágenes del Antiguo Testamento, de Adán y Eva, de la Santa Sede y de la vida de los mártires.

Los órganos son del siglo XVII y del XVIII y se tocan todos los días. Los tubos que generan el sonido no son los que están a la vista, sino los que están detrás y son alrededor de 1700.

La acústica es impresionante y la combinación de toda la arquitectura, con el sonido sale de las trompetas y asciende, rebota y se expande por los arcos abiertos, llegando a hacerse oír en todos los rincones.

En la Capilla Mayor se celebra misa todos las días a las 9.30 hs.

 
Mezquita-Catedral, Capilla del Sagrario

La Capilla del Sagrario,  fue realizada por los arquitectos Hernán Ruiz I y Hernán Ruiz III, de planta rectangular, sin destruir los arcos sino que los mismos fueron decorados. Se destacan los murales del pintor piamontés Cesare Arbasia sobre los mártires de Córdoba como tema  central.

Por su influencia italiana a esta capilla se la llama “la Capilla Sixtina de Andalucía”. Es aquí donde se celebran funerales, bautismos, comuniones y bodas.

La Torre Campanario está construida sobre el antiguo alminar de Abderramán III. Magnífico exponente del Renacimiento es obra de Hernán Ruiz III, de 1593. Tiene 54 metros de altura y sobresale en el paisaje de Córdoba.

La experiencia de visitar la Mezquita-Catedral es más que interesante. Toda la superficie de la construcción tiene un especial grado de detalles, en su arquitectura, en su diseño, con la originalidad de la utilización de la antigua mezquita como templo cristiano, y la permanencia y conservación de este maravilloso legado a través de los siglos.

Continuamos la recorrida por Córdoba visitando otros exponentes maravillosos de su legado.

El Alcázar de los Reyes Cristianos es un edificio sólido, fue fortaleza militar y residencia real rodeada por murallas y con cuatro imponentes torres en las esquinas, con patios moriscos, elegantes jardines, albercas. En su interior cuenta con obras de las culturas árabe, romana y visigoda de gran valor y una excelente vista al Puente Romano que cruza el río Guadalquivir. El Alcázar tuvo distintos usos: fue residencia de los distintos gobernantes de Córdoba, formó parte del antiguo Palacio Califal, sede de la Inquisición, cárcel, residencia de los Reyes Católicos durante unos 10 años en el momento de la Reconquista de España. Y también el lugar donde entrevistaron a Cristóbal Colón en el momento de sus preparativos de su primer viaje a América.

Mezquita-Catedral – Triunfo de San Rafael

Al salir de la Mezquita-Catedral fuimos hacia la Plaza del Triunfo, donde se encuentra el Triunfo de San Rafael y la Puerta del Puente, al estilo arco de triunfo que data del siglo XVI, obra de Hernán Ruiz III que está emplazado sobre la base de una de las antiguas puertas de la ciudad amurallada romana. En esa época la ciudad tenía tres puertas y ésta era la más importante. Las otras estaban al este y al oeste. Con la llegada de los musulmanes y al hacer más grande la ciudad amurallada tuvieron que ampliarla a un total de siete puertas. Cruzamos el Puente Romano para tener la vista de la ciudad desde la otra orilla del río Guadalquivir.

El puente fue construido en el siglo I a.C. en época de los romanos y sufrió varias modificaciones con el paso del tiempo y de las distintas conquistas de  visigodos y musulmanes. Cuenta con 16 arcos (cuatro apuntados y los demás de medio punto) y una escultura de San Rafael, obra de Bernabé Gómez del Río, del siglo XVI. Una de las puertas de acceso funcionaba como aduana para controlar el ingreso de mercancía y bienes de un lado del río al otro.

Puente Romano

En el otro extremo del Puente Romano se encuentra la Torre de la Calahorra. Lugar de defensa y de control construida por los árabes en cercanías a la Mezquita-Catedral, en el extremo del puente Romano, sobre el río Guadalquivir. Ha tenido diferentes actividades y remodelaciones a través de los siglos, desde el siglo XVI mantiene el aspecto que vemos hoy. En 1985, la ley de Patrimonio Histórico Español dio al Monumento la máxima categoría de protección.

Puente Romano – Torre de la Calahorra

En su interior está localizado el Museo Vivo de Al-Andalus, un atractivo especial para que el viajero pueda conocer en sus ocho salas sobre la historia cordobesa y la convivencia entre las tres culturas (judía, musulmana y cristiana), sus expresiones en la arquitectura, la música, las vivencias y el esplendor de Al-Andalus. También se puede dirigir a la parte alta de la torre y recrearse con magníficas vistas al casco antiguo de Córdoba.

Llegamos al Barrio Árabe La Medina que tiene una serie de calles que se han mantenido con su diseño original desde la Edad Media. Calles muy pintorescas, estrechas y empedradas, con un encanto muy especial. Bien dicen  que “el alma de Córdoba está en sus calles”.

Calleja del Pañuelo

 

La primera es la Calleja del Pañuelo que recibe este nombre porque en un momento la vía se angosta tanto que se puede medir el ancho con un pañuelo del cuello, se la considera una de las más estrechas de Europa. Son parecidas a las que se pueden encontrar en Fez, Marruecos, muy angostas, por lo general estaban encaladas, con ventanas que no podían estar frente con frente, sino a distintas alturas con el fin de cuidar la intimidad de los habitantes. Al ser tan estrecha, daba sombra de una pared hacia la otra.

Calles en general empedradas, se regaban por la noche para tener “aire acondicionado natural” durante el día pues hacía bajar el calor, y también para que pudiera andar por allí el ganado. Como esta callejuela morisca, muchas de ellas no tenían salida sino terminaban en una plaza con una fuente de agua o un aromático naranjo, y solo los vecinos que vivían al final de la calle podían hacer uso de la misma, como sistema defensivo por si los enemigos intentaban entrar.

La conservación del patrimonio y de la fisonomía del lugar es sumamente importante. Todas las viviendas que están dentro del casco histórico deben cumplir una normativa especial en cuanto a la altura, al cuidado de la fachada, de los balcones, porque es una zona declarada Patrimonio de la Humanidad. Cuando los musulmanes que venían de Damasco llegaron a este lugar, se encontraron con un paraíso: aquí encontraron agua subterránea y comenzaron a construir pozos y fuentes por todos lados, pues para ellos el agua era un tesoro.

Para perfumar la estancia empezaron a plantar árboles, como el jazmín, el naranjo, el limonero, con el exquisito aroma de la flor de azahar.

Recorriendo la ciudad, el perfume de las flores y el murmullo del agua de fondo llama mucho la atención pues nos acompaña casi constantemente. 

Siguiendo con el recorrido, llegamos a la Torre Campanario, de afuera no se puede ver los dos primeros niveles de la base de este campanario era el antiguo minarete o alminar musulmán porque cuando se convirtió en Catedral se cubrió con piedras.

Calleja de la Hoguera

Se puede hacer la visita a la Torre Campanario previendo llevar suficiente agua y con fuerzas porque son muchos escalones, con un espacio muy estrecho para subir.

Hay hoteles en la zona con terrazas para tomar algo por la noche con vista a la Torre Campanario.

 

Pasamos por la Mezquita de los Andaluces ubicada en la Calle de la Hoguera.

Se trata de un sitio privado que los musulmanes pueden reservar especialmente, pues no hay actividad todos los días.

Es sede de la Universidad Islámica Internacional Averroes de Al-Andalus.

 

Judería

 

En el segundo día iniciamos el paseo por La Judería, barrio con el típico trazado islámico con dos calles principales transversales y un entramado de pequeñas y laberínticas callejuelas entrelazadas.

 

 

Entramos en la Calle de los Judíos, la principal del barrio después de conquista cristiana y allí visitamos la Sinagoga de Córdoba, que es la única de la Edad Media en Andalucía (hay otras dos en Toledo).

Enclave monumental La Sinagoga de Cordoba. Enfrente, Casa de Sefarad

Data del 1315, un siglo después de la llegada de los cristianos, que permitieron su construcción cumpliendo con una serie de condiciones, siendo la principal que no fuera ni más alta ni más grande que las iglesias cristianas. Fue construida por Isaac Moheb y quienes decoraron todos los muros de la sala de oración fueron mudéjares (los musulmanes que permanecieron en la península posteriormente a la conquista cristiana sin cambiar su religión).

Trabajaban muy bien la yesería, se ve en la decoración y en las inscripciones de la Torá y del Cantar de los Cantares.

La arquitectura islámica tiene mayor influencia en esta sinagoga que en otras que hay en España.

La Sinagoga fue construida según la religión judía: con la sala principal reservada a hombres (sólo los varones a partir de los 13 años de edad) y la parte de arriba para mujeres y niños.

La vida de esta sinagoga fue reducida, a finales de siglo XV los Reyes Católicos expulsaron a los judíos y quedó sin uso. Posteriormente fue reutilizada como hospital, luego como ermita de San Crispín cubriendo y ocultando la decoración que referenciaba a la cultura judía y realizando  decoración cristiana.

A finales del siglo XIX se descubre que ésta era la antigua Sinagoga de Córdoba: estaba todo cubierto con yeso pero se encontró que originalmente la sinagoga no era blanca sino que estaba policromada con los colores rojo, negro y verde. Hoy es un Monumento Nacional.

En la época musulmana hubo muchos sefaraditas que fueron grandes filósofos, médicos y hay que destacar especialmente uno, el cordobés Maimónides, nacido en el siglo XII. Un adelantado a su tiempo, fue filósofo, teólogo, médico, rabino, su padre era el rabino de la comunidad sefaradita de Córdoba cuando tenía 30 mil fieles (en el otro barrio sefaradita, no en el actual). Era un hombre inquieto: al estar viviendo en Córdoba con tres religiones (judía, musulmana y cristiana), Maimónides no se conformaba con saber de la suya, sino que quería profundizar su conocimiento también sobre las demás. Rehízo la Mishná Torá, la ley de convivencia con otras religiones, las tradiciones orales y escritas de sus antecesores que él adaptó a ese tiempo. Se lo llama el “Padre del Nuevo Judaísmo”, por ser más tolerante y no tan ortodoxo. Escribió 500 tratados sobre medicina y fue el primero que se atrevió a hablar de sexualidad, en el año 1125.

Calleja de las Flores

Calleja de las Flores

Pasamos a otros atractivos que ofrece esta zona y llegamos a la Calle de las Flores, una de las tradicionales de la zona de Judería y de las más visitadas en Córdoba.

Para quien recorre esta callejuela angosta, de paredes blancas con prolijas ventanas y balcones, el aroma de flores y la imagen de fondo con una de las mejores vistas a la torre de la Mezquita-Catedral, es la imagen de un momento que quedará en el recuerdo.

El Festival de los Patios Cordobeses es una celebración muy especial en Córdoba que en el año 2012 fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Una tradición que se mantiene con el paso del tiempo, viene desde la época romana, continuó con los árabes y sigue vigente hasta nuestros días. 

Los patios son el verdadero centro por donde pasa la vida familiar y social; en torno a este espacio abierto se organiza la vivienda. Generalmente cuentan con una  fuente en el centro del espacio (para refrescar el ambiente y proveer de agua a los habitantes), decorados con verjas de hierro forjado, hermosos faroles, y normalmente con presencia de un retablillo de azulejos. Abundan los colores de las cerámicas tradicionales, las macetas con plantas y frutales fragantes.

Patios de las casas del casco antiguo se abren para que el visitante pueda conocerlos, disfrutar del color y aroma de sus geranios, jazmines, claveles, azahares; se hacen muestras de espectáculos flamencos y se degustan las ricas tapas cordobesas acompañadas del vino Montilla-Moriles. Los barrios más populares donde visitar patios de Córdoba son el Alcázar Viejo, el de Santa Marina, el de la Magdalena y los alrededores de San Lorenzo.  El concurso de Patios es organizado desde 1921 por el Ayuntamiento de Córdoba en la primera quincena de mayo y los propietarios lo preparan con mucha dedicación para lograr el prestigioso premio. El Festival de los Patios Cordobeses se celebra durante la primera quincena de cada año, pero los turistas pueden ingresar en muchos de los patios que orgullosamente lucen sus dueños.

Otras fiestas tradicionales se celebran durante la primavera, en el mes de mayo: el Concurso de Balcones y Rejas (junto al Festival de Patios), las Cruces de Mayo, las Romerías de Santo Domingo de Scala Coeli y de la Virgen de Linares, la Batalla de Flores, la Feria de Córdoba o Feria de Nuestra Señora de la Salud. En todos los eventos el denominador común es el ambiente festivo en las calles, con mucha música flamenco y sevillanas, el colorido de las flores y los trajes típicos, y la diversión y alegría andaluza que se respira en el aire.

El Arcángel San Rafael es el custodio o protector de la ciudad de Córdoba desde la Edad Media. Una leyenda dice que a finales del XVI se le apareció a un sacerdote de una iglesia pequeña de Córdoba y le dijo que una epidemia de peste que se estaba expandiendo muy rápidamente por Europa y que, si quería proteger a sus fieles, debían levantar esculturas que le rindan homenaje. Se hicieron las esculturas, llegó la epidemia y cuentan que no fue tan agresiva como en otros lugares gracias a la intervención del Arcángel. Hoy hay alrededor de 74 esculturas de San Rafael en Córdoba, no todas construidas en la misma época, sino que posteriormente se le siguió rindiendo fervientemente homenaje a San Rafael. De hecho el nombre más popular en Córdoba es Rafael.

En esta visita fuimos descubriendo diferentes lugares atractivos y que merecen ser visitados. Uno de ellos de suma importancia para el comercio en las ciudades islámicas era el zoco. No todos eran del mismo tamaño, pero sí es parte de la arquitectura tradicional de Córdoba que giraba en torno a un patio central decorado con flores, y alrededor se encontraban las galerías, las habitaciones y la cocina. El Zoco Municipal era el mercado artesanal desde la Edad Media hasta el siglo XV. Fue construido en los jardines de la primitiva Casa de las Bulas, detrás del Museo Taurino.

Zoco – «El nuevo mercado pretende mostrar las obras de nuestros artistas y artesanos descendientes directos de aquellos artífices que en otro tiempo nos dieron fama»
Palacio de Congresos

El Palacio de Congresos de Córdoba, situado sobre las ruinas del antiguo Alcázar del Califato omeya, que luego se convirtió en el Hospital de San Sebastián.                       

Casas adosadas a la muralla que separaban lo que era el antiguo barrio judío y la Medina. Después de la conquista cristiana fue distinto, de hecho se llama la Calle de las Ferias donde en la época medieval se celebraban las ferias de ganado, en la parte de arriba estaban las dependencias y abajo las tiendas de cuero, de herraje, de herradura, todo este barrio que era el antiguo barrio judío se convierte en barrio de artesanos.

Hospital del Cardenal Salazar

El Hospital del Cardenal Salazar, fue proyectado por Francisco Hurtado Izquierdo en estilo barroco, en el siglo XVIII. Actualmente es sede de Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba. 

 

El antiguo Hospital de la Caridad de estilo plateresco donde los franciscanos atendían a los enfermos.

Cuando dejó de ser hospital se convirtió en una casa nobiliaria y Cervantes vivió allí durante 5 años.

Hoy es el Museo Provincial de Bellas Artes con obras de artistas de la escuela sevillana como Murillo, Ribera, Zurbarán y Valdés Leal, y esculturas del cordobés Mateo Inurria (1867-1924). Junto a este museo, se encuentra el Museo de Julio Romero de Torres (1874-1930), un pintor popular que supo captar el espíritu cordobés y el paisaje de esta tierra y, a la par, fue muy criticado en ese tiempo por la sensualidad de las mujeres que pintaba en sus obras.

Plaza del Potro – Museo de Bellas Artes, Museo de Julio Romero de Torres

La Plaza del Potro esta en el barrio San Francisco Ribera y es una de las más  bonitas de Córdoba. El emblema es una fuente renacentista del siglo XVI que en la parte superior tiene un potrillo con el escudo de Córdoba en sus patas delanteras. Esta plaza está descripta en El Quijote de Cervantes como un lugar donde se reúnen malhechores, que hacen negocios “sucios”, y que iban a un edificio que estaba en ese lugar, la Posada del Potro. Las posadas eran establecimientos construidos en torno a un patio común alrededor del cual se ubicaban las habitaciones de los viajeros.

Posada del Potro

La Posada del Potro data del siglo XIV manteniendo su función primitiva hasta el comienzo del siglo pasado y desde la década del ‘80 mantiene un uso cultural como Centro de Interpretación del Flamenco, “Centro de Flamenco Fosforito”. La Plaza y la Posada fueron inspiración para Cervantes, Góngora y Quevedo y una inagotable fuente de leyendas.

Plaza de la Corredera

 

Plaza de la Corredera, plaza porticada del siglo XVII, donde antiguamente se desarrollaban actos públicos, mercados y corridas de toros.

En la actualidad es una plaza con mucho movimiento y actividad en bares y cafés.

 

Templo Romano

Junto al edificio del Ayuntamiento se encuentra una reconstrucción de la muralla y Templo Romano, construido en el siglo I en la parte más alta del terreno, que formaba parte del Foro Provincial de la Colonia Patricia. Aprovechando el desnivel natural de la geografía, más abajo se encontraba el lugar en donde se desarrollaban las carreras de cuadrigas y en otro espacio, el teatro y el circo. Era el centro administrativo de la ciudad. Algunas de las piezas originales extraídas de este yacimiento están expuestas en el Museo Arqueológico de Córdoba.

Para recorrer Córdoba se recomienda mínimo 3 días completos para disfrutar y vivir las experiencias que ofrece la ciudad. Además visitar los alrededores: la ciudad palatina de Medina Azahara está localizada a 8 kilómetros; a 28 kilómetros esta el Castillo de Almodóvar del Río, que fue uno de los lugares donde se filmó Game of Throne y hoy se realizan visitas guiadas culturales y teatralizadas. Hay alternativas para hacer actividades como ganadería de toros bravos, conocer sobre los Caballos de Pura Raza Española en las Caballerizas Reales, realizar paseos a caballo, catas de vino, participar de la elaboración de aceite de oliva a partir de recolectar aceitunas, actividades para hacer sus propios quesos, tomar una clase de flamenco y disfrutar de un espectáculo nocturno, vivir experiencias con un espectro bien amplio. Y, como en nuestro caso, nada mejor que visitar Córdoba acompañados de un guía profesional como Marta Gómez que, además de compartir vastísimos conocimientos, transmite la alegría, la pasión, el respeto y el cariño por estas tierras del corazón de Andalucía.

 

 

Sercotel Selu Hotel 3* 
Calle Eduardo Dato, 7 – Córdoba
www.hotelselu.com

 

Nos hospedamos en el hotel Sercotel Selu, ubicado en un lugar estratégico del centro de Córdoba por la cercanía a los principales atractivos turísticos, la estación de trenes y la estación de autobuses. Desde aquí se puede visitar la ciudad a pie (se encuentra a sólo 5 minutos andando de la Mezquita Catedral), con otra importante ventaja: cuenta con estacionamiento en el subsuelo del mismo hotel.

La atención esmerada del personal de Recepción hace una gran diferencia. Siempre cordiales y bien predispuestos, nos han brindado detalles que el turista agradece, como buena información para visitar la ciudad, un trago de bienvenida, o una tarjeta de agradecimiento por hospedarnos en el hotel y deseos de buen viaje al retirar el vehículo del estacionamiento.

El hotel tiene todo lo necesario para el descanso luego de jornadas de paseos y caminatas: habitaciones cómodas con confortables sommiers, baño de buenas dimensiones con todas las amenidades, varios tomas 220V y USB, gimnasio y WiFi potente con cobertura en toda la propiedad.

El desayuno es muy completo, con todo lo necesario para cargar energías y salir a disfrutar de la encantadora ciudad de Córdoba.

 

 

Durante estos dos días que visitamos Córdoba, pudimos conocer sobre la gastronomía local en los bares de tapas del casco histórico. Salmorejo, gazpacho, flamenquín, berenjenas con miel, rabo de toro, jamón ibérico, aceitunas, fritura de pescado, tortilla de patatas, son algunas de las especialidades que se acompañan con vino, cerveza o una deliciosa sangría bien fresca.

Tuvimos oportunidad de visitar restaurantes que nos han agasajado con sus especialidades:

Casa Palacio Bandolero Restaurante
Calle Torrijos, 6
www.restaurantebandolero.com

El primer día en Córdoba, el Patronato Provincial de Turismo de Córdoba nos invitó un almuerzo en el tradicional Restaurante Bandolero, una referencia gastronómica en la ciudad, con una ubicación privilegiada pues se encuentra frente a la puerta de ingreso de la Mezquita Catedral.

Nos recibió el  maître José del Moral, quien nos brindó una copa de vino en la Sacristía (un sector reservado con toneles de vinos finos D.O. Montilla-Moriles, , decorado con temática taurina y fotos de personalidades que visitaron el restaurante) y unas delicias locales (surtidos de ibéricos de bellota, queso puro de oveja en AOVE, surtido de tarteletas y tostas de bacalao con salmorejo).

Esta construcción es una autentica maravilla: se trata de una Casa Palaciega del siglo XVI que perteneció a los Condes de Cabra, que mantiene sus características edilicias adaptadas a la función que cumple actualmente.

 

Con un fabuloso patio cordobés con fuente central, amplios salones internos con prolijas mesas ubicadas a buena distancia entre sí, todo cuidado al más mínimo detalle con el inconfundible ambiente andaluz en la decoración.

Restaurante Bandolero ofrece platos gourmet de la cocina tradicional andaluza y española, elaborados con productos regionales frescos que se reflejan en la calidad y en el sabor de los platos que deleitan paladares.

Tienen un amplio menú integrado por una gran variedad de entradas frías y calientes, distintos platos de cerdo ibérico de bellota, de pescados, de carnes de res, y las destacadas especialidades multipremiadas en sus arroces y fideuá. Los postres son una tentación y es difícil elegir. Como todos los comensales son bienvenidos, hay alternativas de platos vegetarianos, kosher, veganos, sin gluten y sin lactosa, para que todos puedan disfrutar de esta experiencia gastronómica.

 

En el almuerzo nos agasajaron con unos aperitivos calientes (Cucuruchos de Adobo, Brochetitas de Langostinos con patatas hiladas, Croquetitas melosas de Rabo de toro, Bolitas de flamenquín) y un Menú Degustación integrado por Salmorejo cordobés con guarnición de huevo de codorniz y jamón ibérico, Bacalao confitado con wok de verduras y alioli de ajo negro, Delicias de cerdo ibérico con guarnición de patatas panaderas. De postre, un surtido con los dulces sabores andaluces.

Fue muy gratificante no sólo por la explosión de sabores que experimentamos, sino también por la atención y la cortesía de su personal, en un sitio con encanto, historia y tradición.

 

Mercado Victoria 
Paseo de la Victoria, 3
mercadovictoria.com

Mercado Victoria es un espacio gourmet innovador localizado en la antigua Caseta del Círculo de la Amistad, una estructura del siglo XIX, ubicado en el Paseo de la Victoria, en el centro de la ciudad de Córdoba, a pocas calles del casco histórico.

Una alternativa muy interesante por los platos que se ofrecen en sus más de 20 puestos y la variedad opciones al momento de elegir el tipo de cocina: la tradicional cordobesa, de otras regiones de España, pasando por cocina internacional mexicana, japonesa, argentina, china, árabe, italiana, fast food, pastelería y postres, vinotecas, cervecerías, tragos, café y periódicamente se suman propuestas musicales en sus terrazas que invitan a disfrutar de una experiencia completa.

Cuenta con buena disposición física, en cercanía de amplios jardines, con espacios confortables, con sistema autoservicio en un ambiente descontracturado y amable, haciendo del lugar una alternativa diferente elegida también por los propios cordobeses.

 

Restaurante Ermita de la Candelaria
Calle Candelaria, 2
www.ermitacandelaria.com

Un rincón gastronómico destacado de Córdoba en donde entrelazan los mejores platos de autor comprometidos con los productos de la tierra, en un espacio lleno de historias, una ubicación estratégica en la ciudad y una esmerada atención.

Este restaurante es un referente en Córdoba. Está establecido en una ermita del siglo XV que pertenecía a la Parroquia de San Francisco y, junto a la ermita de tres naves, se encontraba el Hospital de la Candelaria, que era el destinado a las mujeres sin recursos de aquella época.

Javier Campos se propuso readaptar la propiedad, restaurar la ermita con sus diferentes espacios (la planta principal, el piso superior de la casa, el patio y el jardín trasero) y en noviembre de 2017 abrió la Ermita de la Candelaria Restaurante.

En la esencia de Ermita de la Candelaria se ve una predilección especial por los productos de la región, por los sabores caseros que se transmiten entre generaciones, por las tradiciones, los detalles muy cuidados, con el toque de adaptación a estos tiempos. La carta presenta variadas alternativas de lo más característico de la cocina cordobesa.

Nos recibió Juan Ramón quien, con suma amabilidad, nos fue trayendo distintos platillos y contando sobre la cocina cordobesa y andaluza. Entre ellos, degustamos ensaladilla, alcachofas con tocino, pisto, rabo de toro, y una exquisita tarta de piña. En encanto del lugar y la calidad de su comida, una combinación suprema.

 

 

Sin olvidar su esplendoroso pasado, Córdoba es una ciudad moderna que ha sabido adaptarse a los tiempos actuales para ofrecer infraestructura y servicios, así como una amplia oferta hotelera, de transporte, gastronómica, de espectáculos y entretenimiento. Arte, cultura y ocio, numerosos eventos culturales (festivales flamencos, conciertos, ballet), destacados museos y vida nocturna. Una amplia y destacada oferta turística para diferentes gustos y presupuestos.

 

 

 

El Diario de Turismo agradece a la Consejería  de Turismo en Buenos Aires de la Embajada de España en Argentina, a la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía y al Patronato Provincial de Turismo de Córdoba por la organización de todo nuestro recorrido por Andalucía en enero de 2020.

 

FRANCISCO SIMONE y LUCIANA PERUZZO para EL DIARIO DE TURISMO

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