Cuenca, la ciudad de las Casas Colgadas y un paisaje conmovedor

 

Cuenca es una ciudad de Castilla-La Mancha con una historia sorprendente y con características que la hacen única, desde su emplazamiento hasta sus originales construcciones. Cuando uno va ingresando a Cuenca se sumerge en imágenes nuevas y estremecedoras, como si la escenografía variara a cada paso.

Nuestro viaje comenzó en Madrid partiendo de la Estación de Trenes Puerta de Atocha con destino Cuenca, a sólo una hora de trayecto en tren Alta Velocidad AVE de Renfe, dirección S.E.

Llegamos a la moderna y pulcra Estación de Trenes Fernando Zóbel. Frente a las dos puertas de salida se encuentran los sectores para tomar taxis sin reserva previa, por un lado, y donde se ubican los autos particulares y taxis reservados, por el otro. Allí nos esperaba Javi (del Taxi  N° 11), quien nos dio una cordial bienvenida a Cuenca y condujo unos 6 kms aproximadamente hacia el Castillo, la parte más alta del centro histórico, donde dimos encuentro a Hugo, guía oficial de turismo de Cuenca Viajes, con el distintivo color rojo de la empresa.

Desde el Mirador Cuenca, a unos 1.000 m.s.n.m., disfrutamos de unas vistas fascinantes del casco histórico y el maravilloso paisaje que lo rodea donde se entremezclan los distintos tonos de verdes, las elevaciones rocosas y las edificaciones cargadas de años de historia, teniendo de frente al Parador de Cuenca en la Hoz del Huécar, un imponente edificio del siglo XVI que fue originalmente el Convento de San Pablo. Aquí Hugo nos dio una introducción sobre los principales acontecimientos de la vida de esta ciudad encantada y comenzamos a desandar el camino cuesta abajo por las empedradas callejuelas medievales.

Cuenca

El centro histórico de esta hermosa ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en 1996, está ubicada en un promontorio rocoso entre dos cañadones de paredes abruptas, formados por las hoces de los ríos Huécar y Júcar. Sus edificios monumentales, las fabulosas vistas panorámicas del paisaje manchego, las empedradas callejuelas medievales que se entrelazan como laberintos, las casonas señoriales y las famosas “casas colgantes”, invitan a visitar esta ciudad de ensueño.

 

La ciudad de Cuenca (derivado del árabe Qūnka) nace como fortaleza en la Alta Edad Media, originada en el primitivo castillo musulmán. Tras la conquista del Rey Alfonso VIII de Castilla en 1177, los cristianos asedian y rodean la ciudad. Luego de nueve meses de resistencia y hambruna los musulmanes, que estaban protegidos por la muralla, se rindieron.

 

La ciudad comienza a desarrollarse hacia el llano. La ciudad-fortaleza se transformó en centro de poder político y económico cristiano en la Baja Edad Media y, con el correr del tiempo, de ciudad nobiliaria a ciudad clerical durante los siglos XVII y XVIII.

 

A través de los siglos, Cuenca tuvo momentos de bonanza económica basada en la producción de lana y en la industria textil, mucha población y gran actividad constructiva, alternando con otros momentos de enfermedades, caídas mercantiles y éxodo de habitantes. Tuvo un comercio floreciente, vivían familias poderosas como los Albornoz, los Carrillo, los Cabrera, y hubo crecimiento de la población. A finales del siglo XIV había 5.000 habitantes y en XVI había 17.000: era la tercera ciudad más poblada del Reino de Castilla, eso es lo que provoca que la arquitectura se tenga que modificar, empezar a construir para abajo, al borde del precipicio y hacia donde había espacio manteniendo a la población a salvo. Así nacen las “casas colgadas” que son parte de la imagen y atractivo local con sus bellos balcones de madera. Las calles eran estrechas y con las nuevas construcciones se cerraron y se convirtieron en túneles.

La peste del siglo XVII hizo que la población decreciera a 4.000 personas. El éxodo de la alta sociedad hacia el campo, la recesión de la economía, sumado a la pérdida del mercado de la lana (que va a Inglaterra por menores costos) provocó que en 10 años cerrara el 90% de los negocios hundiéndose en una crisis que duró 200 años. En ese tiempo Cuenca atravesó tres epidemias de cólera, otra de gripe y dos guerras. Llega al siglo XX empobrecida, muchos de sus pobladores emigran a otras ciudades ante la situación, y llega a los años ’50 con 20.000 habitantes. Hoy hay poco menos de 55.000 en esta ciudad donde el turismo es el centro de su economía actual.

Castillo de Cuenca

Comenzamos el recorrido visitando las ruinas del Castillo de Cuenca del siglo XIII, ubicado en lo alto de la ciudad y en el punto más estrecho entre las dos hoces, unos 70 metros, levantado sobre la antigua alcazaba andalusí. Lo que queda son dos construcciones cúbicas, restos de la muralla, el Arco de Bezudo del siglo XVI y un escudo con toisón. 

Castillo de Cuenca
Tribunal de la Inquisición – Archivo Histórico Provincial
 

A pocos pasos de allí se encuentra el edificio que fue sede del Tribunal de la Inquisición construido en 1575. Actualmente está ocupado por el Archivo Histórico Provincial con el monumento a Fray Luis de León en el frente. 

 

Estamos en el Barrio de San Pedro, el más antiguo de Cuenca, dispuesto en torno a la aristocrática calle San Pedro, con sus conventos, iglesias y casonas nobiliarias.

 

El Museo Fundación Antonio Pérez, Centro de Arte Contemporáneo, donde se expone arte moderno, abstracto, español y de otros países, alberga obras de Antonio Millares, de Antonio Saura, de Lucebert, dos litografías de Andy Warhol y en especial la colección de objetos encontrados de Antonio Pérez. Fue un edificio que perteneció a Sebastián de Covarrubias, conocido especialmente por ser autor de una obra muy importante para nuestro idioma: el “Tesoro de la lengua castellana o española”, primer diccionario monolingüe del español y segundo diccionario después del español-latín de Antonio de Nebrija. Fue también canónico de la Catedral de Cuenca y éstas eran sus posesiones. Al morir, un sobrino heredó el edificio y generó el espacio para el convento de las monjas carmelitas que se trasladaron en el siglo XVII. En 1978 fue adquirido por la Diputación Provincial para dar lugar a un museo en el casco histórico. 

Museo Fundación Antonio Pérez e Iglesia de San Pedro

La Iglesia de San Pedro está localizada en la Plaza del Trabuco. Construida sobre una antigua mezquita, tiene una planta octogonal en el exterior y circular de nave única en el interior, fachadas románicas laterales, portada barroca y arte mudéjar de la capilla. A través de los siglos ha sufrido numerosas destrucciones, saqueos y restauraciones para finalmente abrirla al culto de manera continuada.

 

Convento de San Pablo – Parador de Turismo

Desde el Mirador Florencio Cañas se aprecia el antiguo Convento de San Pablo de la Orden de los Dominicos, es un edificio del siglo XVI de grandes dimensiones, ubicado estratégicamente en la estructura de rocas de la Hoz de Huécar, al otro lado del río, con una visión panorámica de Cuenca desde allí. La iglesia es de estilo gótico, con portada barroca añadida posteriormente en el siglo XVIII. Actualmente alberga el Parador de Turismo de Cuenca, después de la restauración realizada en 1990, donde hay hospedaje y la posibilidad de degustar las recetas más tradicionales de la región.

 

 

Siguiendo el camino y perdiéndonos entre las estrechas calles medievales, llegamos a la Ronda Julián Romero donde encontramos atractivos espacios como la Posada de San José, el antiguo colegio de San José del siglo XVII devenido en hospedaje, y la que fuera casa del reconocido cantante José Luis Perales reconvertido en coqueto restaurant, Figón del Huécar

Antiguo Colegio de San José

 

El colegio de San José fue creado en 1668 por Diego Mazo de la Vega, arcipreste de la Catedral de Cuenca para albergar a los infantes del prestigioso coro de la Catedral con la finalidad de tener una casa “más cercana a la Santa Iglesia, para que con más puntualidad puedan acudir al servicio del culto divino”.

 

Restaurante Figón del Huécar

Desde la calle Julián Romero e ingresando a la angosta calle peatonal San Pedro visualizamos hoteles boutique y restaurantes, como por ejemplo el destacado restaurante Raff San Pedro del chef conquense José Ignacio Herráiz, distinguido con un bibgourmand Michelin y un sol Repsol, donde fusiona la tradición de la cocina manchega con la innovación aprendida junto a Ferran Adriá en El Bulli. El restorán está ubicado en lo que fuera una antigua caballeriza del siglo XVI.

 

Otro orgullo de la ciudad es el restaurante Trivio, del chef Jesús Segura, galardonado con una estrella Michelin y un sol Repsol.

 

Restaurante Raff San Pedro

En Cuenca la gastronomía es un atractivo especial y hay opciones para diferentes presupuestos.

 

Entre los platos típicos podemos mencionar: el morteruelo (un guiso de carne de caza de liebre, perdiz o conejo, cocinado varias horas y molido en un mortero); el ajoarriero manchego (pasta elaborada a base de ajo, bacalao desmigado, papa, huevo cocido, cebolla, perejil y aceite, todo machacado en un mortero); el zarajo (un aperitivo o tapa a base del trenzado de tripas de cordero enrollados en un sarmiento), las migas con huevo, gran variedad de quesos con D.O.P. Queso Manchego, el gazpacho pastor, el mojete, el dulce alajú (de origen árabe hecho a base de miel, almendras y nueces), vinos con Denominación de Origen de la provincia de Castilla-La Mancha o el típico licor Resolí que, aseguran, es digestivo. 

 

Seguimos por la calle San Pedro, encontramos las ruinas de la Iglesia de San Pantaleón que encierra  una historia atractiva y datos muy interesantes para contar.

Iglesia de San Pantaléon

Fue la primera iglesia cristiana de Cuenca y data del siglo XIII después de la Reconquista. Un documento de donación hace la primera mención del edificio como “San Juan del Hospital”.

Era una iglesia de estilo gótico, de triple cabecera y tres naves separadas por pilares. Aún se conserva el arco de la entrada principal. Hacia finales del S. XV y principios del XVI se reducen los muros laterales del templo por las construcciones aledañas de la Catedral y la parroquia de San Nicolás, quedando sólo una ermita de una nave que pasó a llamarse “San Juan Bautista”. Durante el siglo XVIII se la llamo “San Juan de Letrán”. Cuando se consagra la cabecera de la Catedral los feligreses dejan de ir a la iglesia y al tiempo queda cerrada y abandonada. En 1874 el templo se desmantela para fabricar barricadas en la Tercera Guerra Carlista. En 1998 se coloca una escultura de Federico Muelas, reconocido escritor nacido en Cuenca, de la Generación del ’36, que compartió momentos en la ciudad junto a su colega Federico García Lorca. Entre los siglos XIX y XX el edificio tomo el nombre de “San Pantaleón”. 

 

Ingresamos a la Plaza Mayor: el punto de encuentro, de partida y de llegada de la ciudad, donde converge la vida social y cultural de Cuenca, nucleando a turistas y conquenses. Un lugar ideal para sentarse en los bares y terrazas y contemplar el movimiento de este lugar neurálgico. Este espacio está rodeado de fachadas multicolores como el frente barroco del Ayuntamiento, una construcción ubicada sobre tres arcos, de líneas barrocas e interior de estilo rococó; el Convento de San Pedro de las Justinianas, también conocido como el Convento de las Petras y la Catedral.

Plaza Mayor – Ayuntamiento

 

La Catedral de Santa María y San Julián, patrono de la ciudad, es la primera catedral gótica que se levantó en la península (es anterior a la de León, Burgos y Ávila) por gestión de la Reina Leonor Plantagenet, esposa de Alfonso VIII e hija de Enrique II de Inglaterra y la poderosa Leonor de Aquitania. Nació y creció en Normandía donde imperaba el estilo gótico. La iglesia se construyó sobre la existente mezquita principal que estaba sobre una elevación, por lo que tuvieron que desmontar y aplanar el terreno para iniciar la edificación. En 1183 se constituye la diócesis conquense y al tiempo se inicia la construcción de la catedral, erigida bajo la advocación de Santa María de Gracia y luego Virgen del Sagrario. Para esta iglesia no se utilizó el estilo arquitectónico imperante en España –el románico- sino el gótico, siendo la Catedral de Cuenca el primer templo gótico castellano. Sin embargo, en tantos siglos de vida y reconstrucciones, la Catedral ha tenido numerosos elementos de distintos estilos arquitectónicos: se construyó originalmente en un Románico tardío, Gótico, Renacimiento, Barroco, hasta el Neogótico del siglo XX en la fachada exterior.

Catedral de Santa María y San Julián

La fachada original es del siglo XII que fue destruida en 1509 en un gran incendio, a lo largo del XVI se levanta la segunda que se culmina en el XVII con decoración y estilo barroco que permanece hasta el siglo XX. En 1902 se hunde la torre de las Campanas, que era lo más alto de la Ciudad. Era una torre hermosa pero pesada, con poco mantenimiento y un rayo la termina desplomando. Le encargan la reparación al arquitecto Vicente Lampérez quien modificó la fachada barroca al estilo gótico, pero nunca llegó a finalizar la obra de reconstrucción y quedó inconclusa, tal como se la ve actualmente con una única imagen (una escultura de San Julián) en el centro de la portada principal, sobre el rosetón.

La Catedral ocupa una superficie de 10.000 m², con 120 metros de longitud. Originalmente la Catedral estaba integrada por tres naves que a la altura del crucero pasaban a ser cinco, formando cinco ábsides. En el siglo XV los cinco ábsides fueron reemplazados por una doble girola, pasando la planta a estar formada por una cruz latina y tres naves, con capillas laterales construidas en el siglo XVI.

En el interior, la entrada de luz coloreada y difusa de los rosetones y ventanas crean una atmósfera mística que realza la belleza arquitectónica del templo. Las vidrieras de la Catedral son contemporáneas, inauguradas en el año 1995, y fueron encargadas a los artistas Gustavo Torner, Gerardo Rueda, Bonifacio Alonso y Henri Dechanet.

 

Se puede visitar el interior de la Catedral (entrada con valor de €5) para conocer la Capilla Mayor y las veinte hermosas capillas laterales, la Sala Capitular, la Sacristía Mayor y el Museo Diocesano Tesoro de la Catedral.

La Catedral de Cuenca es Monumento Nacional desde 23 de agosto de 1902.

 

Atravesamos los portales porticados de la Plaza Mayor debajo del Ayuntamiento y  continuamos en el recorrido caminando por la Calle Alfonso VIII y luego Calle del Fuero junto a los muros del Convento de la Merced, edificado entre los siglos XVI y XVIII de frente barroco del XVI en el que viven monjas Esclavas del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada y no es posible visitarlo. Llegamos a la Plaza de la Merced es un espacio en el que se distinguen el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha y las fachadas barrocas de la Iglesia de la Merced (S. XVIII) y del Seminario Conciliar de San Julián (S. XVIII). El Seminario Conciliar fue construido por el arquitecto Vicente Sevilla en 1741 por pedido del obispo Flórez Osorio. Un edificio rectangular integrado por dos pequeños patios, retablo gótico, una gran biblioteca, un salón de reuniones, una estancia de estilo rococó.

 

Plaza de la Merced – Seminario Conciliar de San Julián e Iglesia de la Merced

 

Plaza de la Merced – Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha

El Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha fue inaugurado en 1999 y está compuesto por el Antiguo Asilo de Ancianos Desamparados y una nueva construcción contemporánea asentada sobre restos medievales y de los siglos XVIII y XIX. Se puede admirar una destacada colección de fósiles del yacimiento paleontológico de Las Hoyas, con 14.000 piezas y 24 holotipos. Los contenidos de geología, astronomía, paleontología, energías renovables, están distribuidos en distintas salas temáticas: el Planetario, la “Máquina del Tiempo”, “Historia de Futuro”, “El Motor de la Vida”, “Los Tesoros de la Tierra”.

 

Caminando por la Calle Alcázar se llega a la Plaza de Mangana, una superficie elevada en el casco histórico donde se encuentra la más importante riqueza arqueológica de Cuenca. Debajo de esta Plaza se albergan restos de todas las culturas que habitaron aquí, es lo que se concluye a partir de las excavaciones y los estudios realizados.

Plaza de Mangana

Aquí se entrelaza la historia de la Alcazaba árabe, el barrio mudéjar, la judería, la sinagoga, viviendas palaciegas cristianas.

Plaza de Mangana – Monumento a la Constitución Española, de Gustavo Torner, instalado en 1986

 

Fue una zona con numerosas casas de familias nobiliarias, luego conventos para transformarse posteriormente en plaza a mediados del siglo pasado con unas excelentes vistas al río Júcar y postales increíbles de la ciudad.

La Sinagoga era un edificio rectangular con pilares de piedra unidos a las paredes laterales. En la parte alta de la sala había inscripciones realizadas en yeso provenientes de fragmentos del libro del Deuteronomio. En 1391 fue destruida y reconvertida en la iglesia cristiana Santa María de Gracia.

Torre de Mangana

 

 

Posteriormente a la destrucción de la Iglesia Santa María de Gracia ocurrida en el año 1912 la zona fue abandonada y solo quedan escombros. En el tiempo, el Ayuntamiento construye un espacio con ladrillos, decorado con azulejos y bancos de piedra, lo que da lugar a lo que hoy llaman el Parque Modernista.

El Palacio de la Alcazaba Islámica era la residencia del gobernador, contigua a edificios administrativos, casas de los funcionarios y la mezquita. En esta zona de Plaza de Mangana hay excavaciones y restos de construcciones del antiguo barrio del Alcázar.

 

En el centro de la plaza está la Torre de Mangana, una construcción del siglo XVI, edificio de los más emblemáticos de Cuenca. Originalmente fue cristiana aunque su nombre no es castellano sino árabe y se estima su inauguración en relación a la incorporación en ella del reloj municipal, que anteriormente estaba en la torre de la Catedral y que se ubicó aquí para una mejor audición. La Torre fue restaurada en el siglo XX y se hizo al estilo neomudéjar. Se cree que fue una torre de defensa y una catapulta lanzapiedras. 

 
Rascacielos de Cuenca

Detrás del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, sobre la calle Alfonso VIII en el Barrio de San Martín, se encuentran unas estrechas construcciones conocidas como los “rascacielos”. Las coloridas fachadas presentan una altura de 3 o 4 pisos pero, al verlos desde la Calle Santa Catalina con el frente que da hacia el río Huécar, las alturas de los edificios llegan hasta los 12 pisos. Estas singulares construcciones fueron creadas con madera y piedra entre los siglos XV y XIX, a raíz del crecimiento poblacional de la ciudad. Las viviendas se expandían clavando vigas en la roca de la montaña y creando plantas según fuera necesario, hasta llegar cerca de la hoz.

 

Puente de San Pablo

El Puente de San Pablo está ubicado sobre el río Huécar, construido en el siglo XVI para unir al Convento de San Pablo con el casco urbano. En el año 1902 se derrumbó y fue reconstruido tal como hoy se ve. Su estructura es de hierro y de madera de 100 metros de largo y 60 metros de altura.

Casas Colgadas

 

Desde aquí se puede tener una de las mejores vistas a las “Casas Colgadas” y a los “Rascacielos” la escenografía de Cuenca.

Una de las últimas paradas fue una invitación al Museo de Arte Abstracto Español, integrado por obras de arte de la colección de la Fundación Juan March con incentivo por parte Fernando Zóbel, creador del Museo de Arte Abstracto.

En el año 1962 (plena dictadura franquista) Fernando Zóbel busca llevar su colección de arte español fuera de Madrid para exhibir públicamente arte contemporáneo-abstracto, originalmente en Toledo pero no encontró el lugar adecuado. El pintor y escultor Gustavo Torner le sugiere las Casas Colgadas de Cuenca y finalmente en junio de 1966, inauguran el museo en una de estas casas tan emblemáticas conquenses del siglo XV, colgada sobre la hoz del río Huecar.

 

Fue un espacio de referencia del arte por años y un motivo más para visitar Cuenca, con la posibilidad de conocer el interior de esta casa que conserva parte de su apariencia original. Trabajos de artistas abstractos españoles de los años cincuenta, sesenta, como Millares, Canogar, Torner, Eduardo Chillida, Antoni Tápies, Sempere, Saura, entre otros. El lugar cuenta con salas con hermosos techos y paredes de estilo mudéjar. En 1980 Fernando Zóbel donó a la Fundación Juan March su colección de pintura, escultura, biblioteca, dibujo, cuadernos donde hacía apuntes, sus diarios y su obra gráfica. En una de sus salas hay una cronología del Museo hasta nuestros días.

 

 

Los atractivos de Cuenca no se limitan al casco histórico. Gran cantidad de parques y reservas naturales, áreas donde se conserva y protege la flora, fauna y el maravilloso patrimonio paisajístico natural de esta provincia para disfrutar haciendo senderismo.

 

A 30 km de Cuenca, se encuentra la Ciudad Encantada, declarada Sitio Natural de Interés Nacional en 1929, en pleno corazón del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, una reserva de gran valor geológico. A través de los siglos, las rocas han sido esculpidas por la erosión del agua, el hielo y el viento dando origen a caprichosas formas. En una visita de hora y media pueden encontrarse formaciones de animales o humanas, y otras como el Tormo, los Barcos, Mar de Piedra, el Puente, y muchos más.

En la serranía de Cuenca se encuentran, además, gran cantidad de campos de torcas o dolinas kársticas, grandes depresiones circulares originadas por el hundimiento del terreno o de una caverna por acción de las aguas subterráneas, que pueden alcanzar entre 30 a 500 metros de diámetro. A 25 km del centro conquense se encuentra el Monumento Natural Palancares y Tierra Muerta es uno de los conjuntos geológicos más fascinantes, con 30 torcas, entre las que se destacan las vistas de la Torca del Lobo, la Torca Larga (de 10.27 ha de superficie) y Torca de las Colmenas (de 90,93 metros de altura).

Por las características de la geografía de Cuenca, llanura y montaña, hay espacios para realizar diferentes deportes como ciclismo (con sendas señalizadas en las carreteras), senderismo, trekking, rollers, entre otras, además de sectores especiales para escaladas, en especial la actividad via ferrata a unos 10 kilómetros de Cuenca, en un pueblo llamado Chillaron, está uno de los mayores circuitos de via ferrata urbano de España.     

 

Hay muchísimo más por descubrir, disfrutar y maravillarse en Cuenca. La riqueza de su patrimonio histórico cultural es inagotable, como la fascinante naturaleza que la rodea. Sin dudas, una de las ciudades imperdibles de España.

 

 

 

El Diario de Turismo agradece a la Consejería  de Turismo en Buenos Aires de la Embajada de España en Argentina y a Cuenca Viajes por la organización de nuestro recorrido por Cuenca en enero de 2020.

 

FRANCISCO SIMONE y LUCIANA PERUZZO para EL DIARIO DE TURISMO

 

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