Cuidadores de cuarentena: cómo se garantiza el bienestar animal durante la pandemia

 
Se dividieron en dos equipos interdisciplinarios que realizan guardias de 7 días; así si alguno de ellos presentara síntomas, el otro equipo puede continuar el trabajo. Continúan las tareas de medicina preventiva, bienestar animal y rehabilitación de fauna marina rescatada.

 

En un contexto como el que se vive hoy a raíz de la reciente pandemia causada por el vírus COVID-19, instituciones dedicadas a la conservación alrededor del mundo se vieron desafiadas a tomar rápidas medidas de precaución sanitarias para proteger a su personal y a los animales bajo su cuidado. Por ejemplo, desde el Parque Educativo Mundo Marino y la Fundación Mundo Marino, una semana antes de que el presidente Alberto Fernández decretara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, el área responsable del cuidado de fauna del Parque ya había puesto en práctica protocolos de manejo seguros para proteger al personal y garantizar al mismo tiempo el cuidado y bienestar de los animales. 

Para ello, se siguieron las orientaciones de distanciamiento social definidas por la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación, y se estableció que el personal de mantenimiento y cuidados esenciales relacionados a la atención y soporte de vida de los animales siguiese con sus tareas cotidianas, sin embargo adaptándose a la nueva realidad: “Frente al contexto de cuarentena lo que hicimos fue dividirnos en guardias de dos grupos que alternan cada 7 días. Esto se organizó para garantizar que en caso de que un grupo tuviera que aislarse, el otro pudiera seguir normalmente con el cuidado de los animales. Es una suerte de reaseguro para evitar que todos los cuidadores, veterinarios y técnicos se tengan que aislar a la vez si alguno se contagiara”, explica Juan Pablo Loureiro, Director Técnico Veterinario de Mundo Marino.

 

Por su parte, Florencia Speciale, a cargo del equipo dedicado al cuidado del grupo de cetáceos rescatados y nacidos en el Parque aseguró: “Frente a esta situación, al hacer el traspaso de la guardia, realizamos una desinfección profunda de todas las áreas a las que tuvimos acceso para dejar todo lo más seguro posible para nuestros compañeros. Vamos aprendiendo día a día cómo comportarnos y cómo cuidar a los compañeros de trabajo, a los animales y, también, a nuestras familias cuando regresamos a casa.” Y agregó: “Más allá de nuestro trabajo concreto, creo que esta pandemia expuso como nunca la necesidad social de fortalecer los lazos de solidaridad y cuidado no solo entre los humanos sino también con la naturaleza. Cuando se vuelve tan evidente que cuidar al otro es también cuidar todo lo que uno ama, y cuando vemos que la naturaleza florece cuando le damos un respiro, no podemos evitar reflexionar sobre nuestra forma de vida y su impacto.”

Enriquecimiento ambiental y bienestar animal  

Más allá de la cuarentena y de los nuevos procedimientos establecidos para, paradójicamente, “cuidar a los cuidadores”, existen rutinas que se mantienen invariables. Una de esas rutinas las constituyen las actividades llamadas de enriquecimiento ambiental. Básicamente consisten en una serie de juegos y estímulos que los mantienen activos tanto física como mentalmente para aumentar los estándares de bienestar de cada uno de los animales que viven en el parque. “Esos juegos son parte de las actividades que necesita hacer cada animal para mantenerse en su mejor estado físico y encontrar desafíos estimulantes para su desarrollo cognitivo y bienestar general. Esa práctica es fundamental y pese al contexto se realiza todos los días. Para nosotros, que los animales estén activos y estimulados es tan importante como su alimentación, porque se trata de cuidar su bienestar cognitivo”, asegura Florencia Speciale. 

 
 

Nutrición de los animales garantizada   

Para garantizar la equilibrada alimentación de todos los animales que cuida Mundo Marino, el equipo del departamento de Nutrición y Logística prepara diariamente entre 400 y 500 kilos en raciones nutricionalmente balanceadas de pescado, principalmente corvina rubia, pescadilla real y saraca. En el caso de la alimentación de los animales terrestres “mensualmente, recibimos más o menos 4 toneladas de maíz y avena, 300 fardos y 14 toneladas de balanceado específicos para cada especie”, cuenta Diego Masuzzo, encargado del sector. El responsable explica que aún con equipo reducido por el protocolo de seguridad “la distribución se realiza con normalidad y en las mismas condiciones de calidad de siempre. Cada mañana la prioridad está en preparar el alimento para cada uno de los sectores. Todos los proveedores de alimentos están cumpliendo con sus entregas y el abastecimiento está garantizado, ya que tanto la producción como la distribución de los alimentos constituyen actividades esenciales exceptuadas en el decreto de Aislamiento Social y Preventivo Obligatorio”.  

Cuidados especiales para simios rescatados del mascotismo

Un caso especial se da con los simios. En el Parque Educativo vive un grupo de monos carayá (Alouatta caraya) rescatados del mascotismo ilegal y un grupo de monos caí (Sapajus nigritus) derivados por las autoridades de control luego de que la institución municipal en la que vivían cerró. En ambos casos, se trata de animales que no pueden regresar a la naturaleza. Esta pandemia representa un desafío extra para los cuidadores del Parque que están en contacto con estos animales dado que recientemente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Alianza para la Supervivencia de los Grandes Simios (GRASP) de las Naciones Unidas explicaron que los grandes simios son susceptibles de infectarse con patógenos humanos respiratorios. Si bien ni los monos carayá, ni los monos caí están catalogados como grandes simios, se decidió aumentar las precauciones para cuidarlos. “Planificamos una rutina especial de cuidado y enriquecimiento ambiental limitando el contacto directo con este tipo de animales sólo a cuestiones ineludibles veterinarias. Es un protocolo más rígido que con otros animales. Lo hacemos pensando en su protección”, reafirma Dario Mininni, a cargo del área responsable por el cuidado de los monos carayá.

El Centro de rescate y rehabilitación  

Por su parte, el Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino sigue con los tratamientos de recuperación de los animales ingresados a sus instalaciones antes del periodo de cuarentena obligatoria y, aunque el equipo de la Fundación no puede salir a realizar rescates, sí continúan operativos recibiendo animales rescatados por las fuerzas de seguridad y organismos autorizados. En ese sentido, desde que comenzó la cuarentena obligatoria recibieron dos pingüinos magallánicos (Spheniscus magellanicus). Uno fue llevado por Prefectura Naval de Mar de Ajó y, el segundo, por guardavidas de Punta Rasa, de San Clemente. 

Actualmente en el Centro de Rescate hay 29 animales en recuperación: 27 pingüinos magallánicos, 1 pingüino de Cresta Erguida que tiene una pata amputada (Eudyptes sclateri) y una elefanta marina (Mirounga leonina) con una grave herida en el cuello. En el caso de los pingüinos magallánicos, los animales fueron ingresando en los últimos meses con cuadros de desnutrición, deshidratación y alta carga parasitaria.

 

Se pudieron reinsertar, además, 7 animales de fauna terrestre, durante la mañana del jueves 16 de abril en un campo cercano a la Reserva Bahía Samborombón. Todos estos animales ingresaron entre diciembre de 2019 y enero del corriente año y fueron rehabilitados por el área especializada en animales terrestres y aves del Parque. Así, 2 chimangos (Phalcoboenus chimango), 2 taguató (Rupornis magnirostris), 1 tortuga de cuello de serpiente (Hydromedusa tectifera), 1 lechuza vizcachera (Athene cunicularia)  y 1 comadreja (Didelphis albiventris) fueron reinsertados.

En el caso de las aves rapaces, todas fueron encontradas y llevadas a rehabilitación por vecinos de la zona. Ambos chimangos ingresaron con bajo peso y uno de ellos con una infección bucal. Los dos taguató fueron encontrados en su nido y llevados a razón de que su madre había muerto. En el caso de la lechuza vizcachera, el ave ingresó con las plumas de su ala derecha totalmente cortadas, por lo que estaba imposibilitada para volar. La tortuga de cuello de serpiente provino del mascotismo ilegal, dado que la tenía un vecino de la zona en su casa y decidió llevarla a un centro especializado. Por último, la comadreja fue encontrada en una zona urbana con un traumatismo de cráneo y de columna, presumiblemente por un golpe. Aunque con secuelas para desplazarse, el animal pudo rehabilitarse y recuperar sus habilidades naturales para ser reinsertado.

Destrucción de ecosistemas y el peligro de nuevas pandemias 

La últimas epidemias y pandemias registradas en el planeta tienen un mismo origen zoonótico. Esta situación debe llamarnos a la reflexión y alertarnos sobre una situación muy concreta: a medida que se incrementa el avance del hombre sobre los ecosistemas las probabilidades de catástrofes sanitarias aumentan. Ignacio Peña, médico veterinario de la Fundación Mundo Marino que en 2019 viajó como voluntario a la Amazonía boliviana para asistir a los animales afectados por los incendios en aquella región asegura: “a medida que arrasamos el ecosistema natural de muchas especies, éstas no tienen otra opción que acercarse a los centros urbanos y exponer a las personas a enfermedades zoonóticas. Pensemos en los recientes incendios en Bolivia o en Australia. Los animales de esos hábitats en pos de huir del calor de las llamas no tienen otra opción que migrar y exponerse a zonas donde habitamos los seres humanos. La pandemia generada por el SARS-COV 2 no es el primer ejemplo, ni será el último, a menos que cambiemos nuestra forma de relacionarnos con el resto del planeta”.

 

 

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FUENTE: MUNDO MARINO

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