Un día Romántico en Praga

Praga es un lugar hecho para disfrutar. Y si además eres un alma romántica, estás en el lugar idóneo. Los parques, los jardines y los palacetes praguenses envueltos en historias de amor de soberanos y artistas, son lugares que hasta nuestros días pertenecen a los enamorados. No necesitas alejarte mucho del centro de la ciudad para pasear por un prado o descansar a la sombra de árboles centenarios.

Inicia tu paseo por la romántica Praga en uno de sus rincones más pintorescos, en el Nuevo Mundo Nový Svět.

Siguiendo la invisible corriente del arroyo Brusnice, a lo largo de las casitas históricas y los palacios aristocráticos llegas a la plaza Hradčanské náměstí.
Aquí te seducirá alguno de los restaurantes locales. Por el lado izquierdo de la plaza Hradčanské náměstí y por el jardín Na Baště llegarás al puente Prašný most. Entrarás en los Jardines reales por la puerta occidental. Los senderos te llevarán hasta el Palacete real de verano, y regresando verás dos edificios: el Invernadero Orangerie y el Juego de Pelota del Castillo de Praga.

Si sales del Primer Patio del Castillo de Praga, a mano derecha pasarás por el Jardín del Paraíso y el de Hartig (Rajská y Hartigovská zahrada), y desde el Jardín de las Murallas  (Na Valech) recrearás la vista en el precioso panorama de la ciudad y avanzando entrarás en los  Jardines palaciegos.

Te perderás caminando por el accidentado terreno salpicado de fuentes, misteriosas escaleras y pasadizos.  Saldrás por la puerta Kolowratská brána. Cruzando la calle se encuentra el Palacio Wallenstein con uno de los jardines más bonitos de la capital. Siguiendo por la calle Letenská llegarás a la plaza de Malá Strana (Malostranské náměstí), y por la calle Újezd llegarás al funicalar que sube a la Torre mirador de Petřín. Además de admirar los panoramas, disfrutarás en el laberinto de espejos

 

Petřín y su Rosaleda, sus vertientes llenas de árboles frutales, que en primavera resplandecen con millones de flores, los acogedores rincones, el canto de los pájaros y su fama avasalladora, ése es el lugar más romántico de Praga.  El Primero de Mayo se besan, debajo de los cerezos en flor, miles de enamorados, sobre cuyo amor vela el famoso poeta romántico checo Karel Hynek Mácha. En el mes de mayo el monumento con su escultura es un auténtico lugar de peregrinación de los enamorados. Aunque la escultura representa a un joven de “mofletes rosas” tímidamente escondido detrás de un ramo de rosas, Mácha fue en realidad un “Don Juan” y un provocador. Se vestía de manera extravagante, llevaba botas de montar con espuelas, una capa gris con forro rojo y un gorro rojo.  En la vida literaria atendía la forma metafísica del amor con la misma intensidad con la que atendía la forma física del amor en la vida práctica.

Todos los años, el primero de mayo acuden muchas personas a la colina de Petřín, a la estatua de K. H. Mácha. Desean homenajear al autor del poema Mayo obra magistral del romanticismo checo. Todos los checos conocen los primeros versos de la obra que rezan:
” Era tarde tardía, era el Primero de Mayo. Mayo crepuscular, tiempo de amor…» hace ya muchísimos años que con el primero de mayo se une la costumbre, según la que toda mujer debe recibir un beso debajo de un cerezo en flor. El beso le asegura la belleza y la fertilidad, sin él, corre el peligro de secarse en un año. No vaciles, busca un árbol en flor y no tiene que ser necesariamente el primero de mayo.

 

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FUENTE: ČCCR – CzechTourism

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