Iberostar Paraiso Maya, un secreto bien guardado del Caribe mexicano

El turismo familiar, en el siglo XXI, incrementó sus exigencias en torno a confort, trato humano, servicios e infraestructura, a la hora de programar su período de vacaciones anual. Y conociendo esta situación, las empresas redimensionaron sus objetivos, en busca de la excelencia, para estar a la altura de las necesidades. Y con ese escenario, la prestigiosa cadena Iberostar presenta a su hotel Paraíso Maya, como una alternativa de máximo nivel, frente a las costas del caribe mexicano.

Entonces, el hotel Paraíso Maya, promueve su categoría Premium, dentro de un complejo de la cadena Iberostar, en el que también están, con instalaciones individuales, el Iberostar Paraíso del Mar, Iberostar Paraíso Lindo e Iberostar Paraíso Beach, y es vecino a otro alojamiento, que es exclusivo para adultos.

Para ubicarnos, el hotel Paraíso Maya está ubicado a media hora de viaje en automóvil, desde el Aeropuerto Internacional de Cancún y a apenas 20 kilómetros de la coqueta localidad de Playa del Carmen, o rodeada de las mejores atracciones del estado mexicano de Quintana Roo, que incluyen parques temáticos, cenotes, ruinas mayas (como Tulum, Cobá o Chichen Itza). Baña sus costas el Mar Caribe, con una playa casi exclusiva y de lujo, que se denomina Playa Paraíso.
La naturaleza es la gran aliada, por el mar, la vegetación y el clima tropical (se puede disfrutar del calor todo el año) y sin embargo lo que lo vuelve imborrable es la propia infraestructura del lugar y la atención de su personal. Porque se trata de un Resort All Inclusive, pero con muy altos estándares, para que sean unas vacaciones familiares imborrables.
Es que en el rubro recreación, la oferta es inagotable. Piscinas, para todos los gustos. Para infantes, chicas, con parque acuáticos, grandes, exclusivas, multitudinarias y con juegos, con cascadas, con bares y la frutilla del postre es una con olas, que a cada hora se activan, para el disfrute de los chicos, que apenas escuchan sonar la sirena que indica la puesta en funcionamiento de la misma, corren desde los distintos rincones del complejo para gozarla.
Para los niños, no hay descanso: playa, pileta, actividades artísticas y sociales, deportes, y un jerarquizado espacio denominado Club Kids o Star Camp que promueve todo tipo de ocupaciones, programadas, que ocupan todo el día e incluso, la noche, pues cuando cae el sol, los más bajitos son protagonistas o sólo espectadores en el teatro y también tienen su momento en la disco, antes de irse a la cama.
De entrada, lo queda expuesto, por diseño, infraestructura, comodidad y especialmente el trato de sus empleados, es que las 5 estrellas están muy bien obtenidas. Pues conserva la mirada hacia el pasado maya, sin descuidar la modernidad, tanto en los lugares comunes como en las habitaciones.
Además de ser un Todo Incluido que no descuida detalles, invita a los más grandes a la aventura de descubrir los placeres de la cocina local e internacional en sus restaurantes a la carta y buffet. Y para un recorrido variado en la estadía, también existen los restaurantes temático, donde pueden apreciarse los sabores mexicanos tradicionales o el mejor sushi. Y si quieren algo más relajado, o al paso, hay un Shopping, a todo trapo, que también presenta cafeterías u otro tipo de locales, como para que las variantes sean infinitas. Allí, hay hasta heladerías o casa de panqueques…
Y los más exigentes también pueden sumergirse en las bondades del campo de golf o cerrar los ojos y entregarse al placer del Spa.
Durante la jornada, la misma disponibilidad de actividades para chicos, se presenta para los adolescentes, los jóvenes o los adultos. Desde juegos en las piletas hasta deportes en la playa, un amplio gimnasia, y sin descuidar que a la noche la diversión se concentra en la disco. Y si no quieren moverse demasiado, pueden apuntarse en el Bingo!
Una playa hermosa, a orillas de un mar turquesa, decenas de piscinas, comida de primer nivel internacional, paseos, confort, habitaciones amplias y de lujo, y pese a todas estos detalles, que ya harían la diferencia, la clave de su excelencia pasa por el servicio y el trato de su personal. Lo dicen casi de broma pero a la larga, se transforma en una realidad: «Acá nada es no», suele mencionar, sin ahorrarse las sonrisas, el personal. Y eso se debe a que todo lo que se pide, se consigue. Desde una medicación que pueden necesitar los chicos hasta el más pequeño, absurdo o trascendental detalle, de información, recomendaciones o resolución. Entonces, el turismo se siente prioridad número uno, desde que pone un pie en el complejo y hasta que dice adiós, casi con lágrimas en los ojos por tener que abandonar un hotel que suele demostrar que es lo más cercano al Paraíso.
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Por Mariano Bourgarel
Crédito fotos: Mariano Bourgarel

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