Medio Ambiente: cómo es la exitosa alternativa del Parque Nacional Iguazú para tratar aguas residuales

A través de un novedoso proceso con excelentes resultados, convirtió residuos en abono para el Parque, luego de un trabajo público-privado iniciado en 2014. Especialistas de otros países ya pidieron información para replicarlo.

El Parque Nacional Iguazú, ubicado en Misiones, es mundialmente conocido por albergar una de las 7 maravillas naturales del planeta y un auténtico orgullo argentino: las Cataratas del Iguazú. Sin embargo, pocos saben que desde el año 2012 este Parque posee una estación de lodos activados para el tratamiento de las aguas residuales, generadas en todos los servicios sanitarios y gastronómicos del parque.

En las últimas semanas, los resultados positivos de esta experiencia se convirtieron en motivo de consulta por parte de especialistas de otros países, con necesidades similares de sanear los residuos en pos del medio ambiente.

La estación de tratamiento de efluentes cloacales en el Parque Nacional Iguazú fue puesta en marcha con la asesoría del Dr. Alejandro Mariñelarena, biólogo de la Comisión de Investigaciones Científicas de Buenos Aires y reconocido por haber ideado un sistema de «humedales construidos” de 12 celdas para el tratamiento del descarte de lodos, aprovechando el piso filtrante y los drenajes de las eras de secado existentes.

“La estación de lodos activados es la primera experiencia de aplicación de esta tecnología en Argentina y por los excelentes resultados alcanzados fue expuesta en la IV Conferencia Panamericana en sistemas de humedales para el manejo, tratamiento y mejoramiento de la calidad del agua, en Perú”, se enorgullece Mariñelarena.

Los sólidos excedentes de estas plantas poseen una gran carga bacteriológica, y por ende su manipulación y retiro requiere de empresas especializadas para llevar a cabo la deposición final. Una vez implementado este sistema de celdas vegetadas, el residuo se transforma en, prácticamente, suelo común.

Es por esto que los biólogos de la Administración de Parques Nacionales (organismo de contralor de Iguazú Argentina, concesionaria del Parque Nacional) aprueban que se viertan en capas dentro del mismo espacio verde.

Con la tecnología utilizada, se redujo notablemente la necesidad de horas hombre y el riesgo sanitario de manipuleo y, casi sin costo de energía, esos lodos de descarte se estabilizaron y se convirtieron en 221 toneladas (144 m3), de un producto inocuo, que permite una disposición segura y su reutilización en enmienda de suelos.

Ventajas respecto de los sistemas convencionales

Los sistemas convencionales de tratamiento biológico de aguas residuales suelen generan un excedente de biomasa microbiana (lodos, biosólidos), que debe ser descartado en forma sistemática para garantizar la calidad del proceso de tratamiento. Su tratamiento y disposición final implica la deshidratación del lodo, la reducción de carga orgánica, la remoción de patógenos y la concentración de metales pesados, lo que representa un problema a nivel mundial.

Por su parte, la tecnología de tratamiento de biosólidos en humedales construidos demostró ser una alternativa adecuada en lo ambiental y en lo económico, para deshidratar y estabilizar excedente de lodos. Estos sistemas están conformados por 8 – 12 celdas con piso filtrante plantado con helófitas. El sistema se plantó con especies del género Hymenachne colectadas en el parque, a orillas del río Iguazú.

Al aplicar los lodos de descarte, el agua se infiltra y los sólidos quedan retenidos en la superficie. La actividad microbiana digiere y estabiliza la fracción orgánica de los lodos, promovida por el entorno radicular y la fisiología vegetal favorece su deshidratación por absorción y transpiración.

Cuando se colma la capacidad de las celdas (5–10 años), el contenido acumulado se retira, se recompone la superficie filtrante, se vuelve a plantar y la celda vuelve a estar operable. Si el lodo tratado cumple con ciertas normas de calidad, puede ser utilizado como abono para algunos fines agronómicos definidos.

En el Parque Nacional Iguazú, después de 4 años de operación, se inactivaron la mitad de las celdas y se las dejó en reposo por 5 meses para que se deshidrate la capa superior del lodo. Luego se realizó un muestreo de los sedimentos y se hicieron los análisis obligatorios para clasificar los lodos y poder definir los posibles destinos de disposición final. Todos los parámetros cumplieron la exigencia de la norma en todas las muestras.

Esta novedad ambiental es un orgullo para todos los personajes involucrados en el trabajo en pos de la preservación del medio ambiente y de las Cataratas del Iguazú, marcando un camino de trabajo conjunto entre el Estado y empresarios privados para beneficiar la preservación del medio ambiente y la biodiversidad de la Selva Paranaense.

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FUENTE: Marina Vaintroib – Producción de contenidos

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