Uso irracional de antibióticos

La aparición y la propagación de  resistencia a los antibióticos, es decir, la capacidad que adquieren  las bacterias para sobrevivir a la acción de un antibiótico se ha convertido en un problema mundial. Esta resistencia hace que el número de antibióticos disponibles para tratar las infecciones sea cada vez más limitado. Las bacterias resistentes a los antibióticos son un peligro para toda la población porque pueden provocar infecciones difíciles de tratar.

La ingesta de antibióticos de forma repetida e inadecuada contribuye a aumentar la resistencia bacteriana a los mismos, torna efímera su eficacia, aumenta el gasto en salud y la necesidad de usar nuevos antimicrobianos más caros, exponiendo a los pacientes al riesgo de efectos adversos.

En este sentido, uno de los principales puntos a destacar es la automedicación, es decir el  uso no responsable de los antibióticos. Consiste en consumir fármacos sin consultar antes con un médico, ya sea  utilizando antibióticos sobrantes de tratamientos previos o adquiriendo antibióticos en la farmacia sin receta médica. De  esta forma, pueden llegar a ingerirse antibióticos que no sean ya eficaces para tratar la afección.

Tampoco se estaría cumplimiento con el esquema de administración del medicamento, es decir, la dosis, el intervalo entre cada dosis y la duración del tratamiento. Esta conducta compromete la efectividad del fármaco y que el mismo logre el propósito de paliar o curar la enfermedad

Entonces, los antibióticos sólo pueden ser  recetados por un médico.

Muchas enfermedades pueden tener los mismos síntomas, pero tal vez no requieran el mismo tratamiento, por lo tanto:

  • No compre antibióticos sin receta.
  • No guarde antibióticos para usarlos más adelante.
  • No tome antibióticos sobrantes de tratamientos previos.
  • No comparta los antibióticos sobrantes con otras personas.

Los antibióticos no son analgésicos y no pueden curar todas las enfermedades; no alivian el dolor de cabeza, el malestar o la fiebre; son sólo eficaces contra infecciones bacterianas y no son de ayuda ante un cuadro de  resfrío o  gripe.

La mayoría de las infecciones respiratorias diagnosticadas en invierno que afectan  la nariz, los oídos, la garganta y los pulmones son de origen vírico. En estas situaciones, tomar antibióticos no hará que se encuentre mejor, sino que, por lo contrario,  puede ocasionar reacciones adversas como nauseas, diarreas, erupciones cutáneas.

Además, siempre hay que dar oportunidad a que nuestro sistema inmunitario sea capaz de actuar y defendernos.

Dr. Silvio Aguilera, Emergentólogo y Dir.Médico de Vittal, M.N. 52003.

Fuente: Pr Comunicaciones

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